
TEGUCIGALPA. — Para “garantizar la transparencia” absoluta de los comicios y evitar cualquier duda razonable, el ingeniero Salvador Nasralla ha presentado formalmente ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) una solicitud para trasladar las 18,000 maletas electorales directamente a su residencia privada, argumentando que “es el único lugar de Honduras libre de algoritmos comunistas”. Bajo la denominada “Operación Yo Sumo Mejor”, el líder político asegura que el escrutinio oficial avanza sospechosamente lento porque los digitadores contratados no son ingenieros civiles graduados con honores ni saben usar la regla de tres como él.
“El pueblo sabe que las máquinas del CNE tienen un chip programado para transformar mis votos en votos nulos o en recetas de cocina”, declaró Nasralla, visiblemente alterado, mientras sostenía una calculadora científica de los años noventa y un microscopio de juguete frente a los periodistas. “Yo no ocupo un sistema de transmisión de datos ni servidores en la nube que se caen con la lluvia; yo ocupo un lápiz mongol, una resma de papel bond y silencio absoluto. Si tengo que estar contando papeleta por papeleta hasta el mundial del 2030, lo haré, pero aquí nadie me va a venir con cuentos chinos de tendencias irreversibles”.
El caos se apoderó de las bodegas del INFOP cuando el ingeniero intentó decomisar personalmente una urna de la colonia La Kennedy, alegando que “pesaba menos de lo que debería pesar la democracia real”. La jornada de impugnaciones terminó abruptamente no por falta de actas, sino cuando Nasralla detuvo todo para impugnar la factura de unas baleadas que pidió su equipo de seguridad, exigiendo un reconteo físico de los frijoles para asegurar que la señora del puesto no le estuviera cobrando un “impuesto inflacionario” disimulado en el precio de los L 45.
