
TEGUCIGALPA. — La Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) ha convocado a una conferencia de prensa de emergencia para explicar el origen del apagón que dejó a oscuras a 17 departamentos del país desde la tarde de ayer. Según el informe técnico preliminar, la falla no se debió a la falta de lluvias ni a problemas en la represa El Cajón, sino a una sobrecarga ‘criminal y desmedida’ originada en la sala de Doña Matilde López, residente de la colonia Kennedy, quien tuvo la audacia de encender un árbol de Navidad sintético con luces compradas en el mercado a tres por cien lempiras.
El ministro de Energía, visiblemente acalorado y alumbrándose con la linterna de un celular marca ‘catrachito’, aseguró que el sistema eléctrico nacional es robusto, pero no invencible ante el consumismo desmedido de la temporada. Las autoridades mostraron gráficos complejos donde una línea roja vertical, que representaba el consumo de los foquitos de Doña Matilde, cruzaba catastróficamente la capacidad de generación de la planta térmica de Pavana, provocando una reacción en cadena que apagó hasta los semáforos inteligentes que nunca han funcionado.
‘Esto no es un apagón, es un sabotaje lumínico orquestado por la oligarquía y los vendedores de nacimientos’, declaró el funcionario mientras se secaba el sudor con un recibo promediado. ‘La red está diseñada para soportar la carga de la refundación, que es austera y solemne, no para aguantar renos de alambre que mueven la cabeza con luces LED. Al conectar ese enchufe, la señora López desestabilizó la frecuencia de la soberanía energética, consumiendo los 4 watts de reserva que teníamos guardados para la cadena nacional de esta noche’.
Ante la crisis, el Gobierno ha decretado alerta roja y ha prohibido terminantemente el uso de licuadoras, planchas de pelo y cualquier adorno navideño que no funcione con fe o baterías AA. Mientras tanto, Doña Matilde permanece atrincherada en su vivienda exigiendo inmunidad diplomática, amenazando con conectar un Santa Claus inflable gigante en el techo si la ENEE no le condona la deuda histórica de su contador.
